Entender el pasado, el presente y el futuro, es una tarea que debemos llevar a cabo a través de la reflexión de nuestra relación con el tiempo y el espacio. Según nuestra subjetividad, espacio y tiempo son multidireccionales, podemos avanzar y retroceder en el tiempo gracias a nuestra memoria. Del mismo modo, pueden mezclarse espacios de distintos lugares e incluso espacios internos o fantaseados con los reales.
A lo largo de nuestra vida vamos cambiando, aunque nuestra identidad permanece. Muchas vivencias del presente, repiten experiencia del pasado. De esta manera, entender el pasado, permite discriminar lo que queremos repetir de lo que necesita un cambio.
Darle lugar a nuestro cuerpo, junto con sus sensaciones y estímulos de emociones y sentidos, es vivir el presente. En nuestro presente convive lo positivo y lo negativo, el placer y el dolor, necesitamos distanciarnos del pasado y dar lugar a lo nuevo.
Si bien podemos ser artífices de nuestro propio destino, es decir, de nuestro futuro, también tenemos que tener en cuenta que nuestro pasado nos condiciona y las circunstancias del presente pueden favorecer o dificultar nuestras proyecciones a futuro.